Vistas de página en total

martes, 24 de marzo de 2020

ACTIVIDADES LA PALOMA IV


HERMANOS DE LECHE (IV)

(Para evitar la vergüenza a la familia del recién nacido, Juana de la Torre, la comadrona que había asistido al parto, busca un ama de cría para la criatura en una aldea distante de la villa).

LOS HERMANOS DE LECHE.
Crió y le dio su leche el ama a Juan Velázquez más de veinte meses en su casa de la aldea. Así surgieron los lazos que le unían con su hijo, fueron hermanos de leche por haber compartido el mismo pecho.
En Cuéllar, algún tiempo más tarde, subió una mañana Gómez Velázquez, padre de la criatura, a entrevistarse con Francisco de la Cueva en sus casas. Tenemos que arreglar esto, le dijo. Lo había hablado con Isabel y estaban dispuestos a casarse y a legitimar su situación y al hijo habido entre ellos. No opuso muchos obstáculos el cuñado, salvo en lo que les tocaría de los bienes que compartían entre ellos, y en el mes de julio se casaron en la iglesia de San Miguel de la villa.
Dejó la madre natural que Ana Serrana terminara de amamantar al niño, pero en cuanto pudo lo requirió a su lado. Sin embargo, no se cortaron los lazos de hermanos de leche entre Juan Velázquez y el hijo del ama, Antonio Gil. Dejaban al de Cuéllar bajar en junio a pasar algunos días en la aldea y Antonio, en el arroyo que daba nombre al pueblo, le enseñó a pescar renacuajos. Juan soportó los ritos de iniciación que le aplicaron los otros chicos, que le dieron hasta los galguillos. Aprendió también a pescar ranas en la laguna Adobera. Buscaban el cebo en las toperas donde, arrodillados, dirigían una abundante meada directa a la entrada de la cueva del grillo, hasta inundar la galería del insecto que acababa saliendo a la hierba para no morir ahogado y luego ser atado en la caña. Cuando no tenían grillos, sujetaban en el hilo de la caña un trocito rojo de tela a por el que se lanzaban, inexplicablemente, los batracios con toda su bocaza abierta. Después las desollaban para llevarlas de vuelta a casa donde la madre se las guisaba, descubriendo de esta manera el de Cuéllar el valor culinario de aquel manjar.
La hora de la siesta era el momento de escapar al otro punto de encuentro con los muchachos del pueblo. Era en la laguna Lagartera, escuela de de nadadores primerizos, donde había un bodón* muy apto para probadillas* y aguadillas, entre juegos.
Tenían en casa de Antonio una galga que cortaba el aire con su carrera ágil. Su piel era parda y jaspeada y le pusieron por nombre Culebra, por recordar a la de una serpiente. A la caída de la tarde, los hermanos de leche salían con el perro a las tierras entre pinares, burlando al guarda de los panes. De cada cinco años, uno era de muy buena cosecha. Aquel lo había sido y el viento mecía los sembrados de trigo y centeno, ya casi listos para ser segados, entre el verde y el amarillo. Liberaban a Culebra del tanganillo que colgaba de su cuello y comenzaba la caza furtiva. La galga desaparecía en el laberinto de las espigas para volver al poco con una codorniz en la boca. El cascalé* que se oía de estas aves era la señal de que sería también un buen año de caza. Con cuatro o seis piezas se daban por conformes y con ese premio, que escondían en un morral, regresaban de nuevo al pueblo.
Cuando Antonio subía a la villa con su madre, entraban en la casa de los Velázquez con toda la confianza y eran bien recibidos, como de la familia. Juan guiaba luego a su hermano, para el que aquello era un laberinto, por las calles de la villa. Entre Santa Cruz y la calle de Carchena, hasta salir por la puerta de San Juan. Sastres, zapateros, cabestreros... trabajando en sus tiendas y talleres. Las casonas con escudos de las familias ilustres...
Por la tarde, don Gómez les aparejaba el caballo trotón y, subidos los dos en la grupa, recorrían las lomas de Cuéllar, hasta asomarse en el mirador de Castilviejo. Juan ponía su mirada en las torres esbeltas de las iglesias de la villa: San Esteban, San Miguel, Santa María de la Cuesta, Santa Marina.... Y en la Casa de la Torre, propiedad y casa solar de la rama principal de su familia, los Velázquez de Cuéllar; tan fuerte como todos sus antepasados. Antonio miraba a su izquierda, trataba de localizar, en el mar de pinares, el caserío de su aldea. Habían dormido en la misma cuna, tomado la misma leche, pero su sangre y el futuro marcaban para cada uno un destino diferente.

(Continuará)

bodón: Zona más profunda de agua en un río o laguna.
Cascalé: Onomatopeya para referirse al canto que emiten las codornices.
Probadilla: Prueba o reto que se ha de superar en algún juego.

ACTIVIDADES

*Colecciono palabras. Busca en el diccionario las palabras destacadas en negrita que aparecen en el texto y copia su significado en tu cuaderno.
Elige cuatro de ellas y escribe sus oraciones correspondientes.

*Casona es una palabra derivada de casa. Escribe tú otras cinco palabras derivadas de casa.

*Redacción.
El texto carece de diálogos entre los personajes. Escribe tú un diálogo entre los hermanos de leche (Juan y Antonio) referido a alguna de las situaciones que aparecen en la lectura. No olvides usar correctamente la raya como hemos estudiado en clase. Entre ocho o diez renglones, cuatro intervenciones para cada uno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario