Vistas de página en total

jueves, 20 de octubre de 2016

LOS MENTIDEROS DE LA VILLA DE CUÉLLAR (AÑO 1791)


Como anecdótico, en los mentideros de la pequeña villa castellana, en el año 1791, fueron muy sonados los dos libelos o pasquines difamatorios que aparecieron a primeros de noviembre en las puertas carreteras de Dña. Antonia Figueroa, viuda de D. Melchor Nicolás de Rojas. El segundo pasquín apareció al otro día pegado con engrudo en el arco de la Trinidad, justo cuando por allí habían de pasar quienes iban a cubicar la cosecha del mosto en las bodegas. Los dos eran muy ofensivos e injuriosos (además de groseros en sus palabras) contra el honor de la viuda, a la que se la acusaba de recibir por las noches a un padre trinitario. Tal vez fueran obra de un despechado.

Defendió Baltasar Alonso, procurador de causas ante la justicia de Cuéllar y Defensor del Hospital de la Magdalena, a Dña. Antonia. Y el alcalde mayor se tomó muy en serio el descubrir al culpable e intervino de oficio interrogando a numerosos testigos.
Se tomaron muestras escritas de los niños y niñas de la escuela de Cuéllar y de los estudiantes del Estudio de Gramática por si alguno de ellos había sido utilizado para escribirlas. Parece letra de adulto, aunque no muy instruido. En todo caso, no era de ninguno de los dos sospechosos, Manuel Picatoste y Manuel Rico (tejedor de lienzos y sacristán de Santa María de la Cuesta). Aún así, se les encarceló solo por los indicios, para ser luego puestos en libertad bajo fianza.[1]



[1] Real Chancillería de Valladolid. Salas de lo criminal, Caja 73,3. Se cita un tercer escrito, en una carta, que no llegó a caer en el jardín de Dña. Antonia de Figueroa (vivía en la Casa de las Bolas), por lo que se sospechaba que había sido lanzada desde la casa de Manuel Picatoste, que vivía en la calle de los Hornos, justo enfrente.