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lunes, 4 de septiembre de 2017

LOS SEPULCROS DE MARTÍN LÓPEZ DE CÓRDOBA HINESTROSA E ISABEL DE ZUAZO.


LOS SEPULCROS DE MARTÍN LÓPEZ E ISABEL DE ZUAZO.

(Es continuación de un artículo anterior sobre los Hinestrosa en Cuéllar)


En el año 1508, Martín López de Córdoba Hinestrosa pensó en los dos arcosolios del lado de la epístola de la iglesia de San Esteban de Cuéllar para situar en ellos los sarcófagos que albergarían los cuerpos de él y de su mujer, Isabel de Zuazo. Estos arcosolios datarían de la época en que se hicieron las sepulturas confrontadas de Alonso García de León y de su mujer Urraca García de Tapia (año de 1404) y estaban ocupados. Artísticamente son gemelos en composición y estilo. Desalojar a estos parientes enterrados en su origen en este lado del presbiterio presupone que ya no contarían con descendientes directos en la época de Martín López que embarazaran las intenciones del regidor. La estructura arquitectónica de lucillo funerario en cuyo fondo encajaría perfectamente, por sus dimensiones, la tabla que el arcediano Gómez González dedicó a su padre y hermano (los dos Juanes Velázquez) se corresponde con estos arcosolios del lado de la epístola y sería el lugar original de dicha tabla. Como clérigo, el arcediano no dejó descendencia directa. Solo el Patronato del Hospital de la Magdalena podría oponerse a las intenciones de Martín López como garante de la memoria del señor fundador, que había sufragado las tablas. Pero D. Martín, como regidor perpetuo del Regimiento cuellarano, tenía mucho poder en dicho patronato para que este se opusiera a sus intenciones.


Conseguido su propósito, Martín López modificó el hueco de estos arcosolios, cuyo arco generador no es el arco apuntado de principios del siglo XV, sino un arco rebajado que queda por debajo del anterior. Resultando así un pabellón entre los dos arcos (el apuntado original y el nuevo, resultante de la modificación) tapizado con yeserías más pobres en técnica y en repertorio que las yeserías genuinas de principios del siglo XV, con las que intentan sintonizar.

Sepultura de Dña. Isabel de Zuazo y Cotes en el presbiterio de la iglesia de San Esteban en Cuéllar, Segovia. (Fotografía de José Ignacio Sánchez)

Esta modificación nos dificulta imaginarnos en este espacio las tablas que patrocinó Gómez González, que serían cambiadas de ubicación junto con los restos de los allí enterrados. Quedó así habilitado este espacio para recibir las dos grandes arcas con cubierta a doble vertiente donde, alrededor de la heráldica de los dos difuntos, campea la decoración a candelieri propia del Renacimiento temprano.

Lucillo para sepulcro procedente de la iglesia de San Esteban en Cuéllar, Segovia. Hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid donde llegó en el año 1936, (JRC)


El legado de Martín López de Córdoba Hinestrosa, el mayorazgo por él fundado y el patronato de Alfonso García de León, se fue trasmitiendo de generación en generación, prefiriendo el varón a la hembra, pero sin descartar a estas. Esto dio lugar a que, en algún momento, dos herederos del legado pleitearan entre ellos para ver quién tenía más derechos a disfrutarlo. En el año 1775, D. Manuel Francisco Velázquez de Vellosillo, regidor perpetuo en el Regimiento, estaba agobiado por el apremio por vía ejecutoria que se le hacía para que reintegrara los 5.500 reales que había tomado de los caudales el Hospital de la Magdalena. El brazo de Baltasar Alonso, defensor de la institución, se hacía sentir y los ejecutores eran implacables. El Sr. Vellosillo se veía incapaz de afrontar el pago por varias urgencias que había tenido, lo que era sabido por todos. Propuso ir saldando la deuda con pagos anuales de cincuenta fanegas de granos. Detrás de esta insolvencia estaba el que su pariente, y también regidor perpetuo, Miguel Remigio Velázquez, le había disputado, y al final ganado, la posesión del mayorazgo fundado por Martín López, pues alegó más razones que él ante la Chancillería de Valladolid. Es en este pleito en el que se presentó el testamento de Martín López de Córdoba Hinestrosa, y en el expediente del mismo donde se ha conservado tan interesante documento. No es tan vistoso en su continente como las bulas de Isabel de Zuazo, pero el contenido, por su riqueza y diversidad de los asuntos que toca, supera con mucho, desde nuestro punto de vista, el propio interés de las bulas de Dña. Isabel en lo que se refiere para la historia de Cuéllar. (6)