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viernes, 20 de marzo de 2020

ACTIVIDADES LA PALOMA (II)


HERMANOS DE LECHE (II)

Continuamos con nuestro relato. Ya hemos comentado alguna vez que nos encontraremos textos cuya lectura presenta mayor dificultad. Esta segunda parte puede ser un ejemplo de ello, así que en este caso la culpa es mía. Por eso ajustaremos las actividades al vocabulario para seguir coleccionando palabras nuevas y a realizar la biografía de un personaje histórico poco conocido salvo en Toro (Zamora).


HERMANOS DE LECHE (II)

(Resumen de lo publicado: Juana de la Torre, partera, cruza las calles de Cuéllar una tarde-noche de invierno para asistir al nacimiento en secreto del niño de una madre viuda)

DOÑA ISABEL DE LORENZANA (Y MONROY)

La parturienta era una señora de clase hidalga, de tez blanca y ojos verdes que brillaban, en aquel dolor contenido, como la lumbre de la chimenea baja, con ascuas de leña de encina. No era primeriza. Había llegado desde Olmedo a Cuéllar, con trece años, ofrecida en su pureza de pubertad para casarse con un burgués, maduro y cristiano nuevo, decían. Fue Juan de la Cueva su marido, que vivía de las rentas de las tierras que le había comprado al rey y de producir vino en Vallelado, todo en sociedad con su hermano, Francisco de la Cueva. Llevaba este el mismo e ilustre nombre que había tomado su antepasado del segundo duque de Alburquerque, señor de Cuéllar, que lo apadrinó cuando decidió bautizarse para no abandonar con los de su raza las tierras de Castilla. Ese nombre lo habían mantenido de abuelos a nietos como una garantía de su cristiandad y como un sello de clase.
El matrimonio de Juan de la Cueva con Isabel de Lorenzana había sido, además de un casamiento, una inversión. Descendía la madre de Antona García y Monroy, la heroina de Toro, muerta en la horca por ser partidaria de los reyes, Isabel y Fernando, y por organizar con otros la entrada de las tropas isabelinas en la villa zamorana durante la guerra de sucesión al trono. Descubierta la conspiración, fue ejecutada y los reyes, para premiar la lealtad de esta mujer, le dieron a título póstumo el grado de hidalguía y exención de impuestos a todos sus descendientes, incluso por línea femenina por considerar que se le daba esta merced a una mujer. Muy pronto reclamó e hizo valer el marido sus derechos y promocionó de esta manera en la escala social de la villa.
Casaron en Olmedo, en la parroquia de la novia como era la costumbre, y se la trajeron para Cuéllar a vivir en ella. La trajeron, porque su cuñado Francisco, soltero, compartía los negocios y las casas de la Morería con Juan de la Cueva donde vivirían ahora los tres.
De aquel matrimonio nacieron dos hijos, el segundo ya póstumo, y doña Isabel quedó viuda pronto al cargo de esos hijos a los que también perdió en plena mocedad. Los enterraron en la iglesia de San Miguel, en una capilla, que ahora llaman de los Ayala, y que su cuñado Francisco había comprado, y habilitado como cripta familiar, a los curas de la parroquia. Era lo que le faltaba para competir e igualarse a la más florida hidalguía y nobleza de Cuéllar, esto y ser caballero de la cofradía de la Cruz.
Sola Isabel con su cuñado, Francisco de la Cueva, en aquellas casas que habitaban, le quedaba el remedio de retirarse a un convento de clausura. En las monjas de Santa Clara en Cuéllar, o en el de Rapariegos, que le salía más a cuenta porque la dote que desembolsaría su cuñado sería menos abultada. Pero en este tiempo la había cortejado un apuesto joven, que aprovechaba las salidas de Francisco a sus negocios para visitarla a escondidas. Era don Gómez, de la familia de los Velázquez de Atienza, de las de más solera de la villa. Fruto de esos encuentros resultaba ahora este parto de un hijo natural, al que asistía la comadre que nunca se cuestionaba la legitimidad del recién nacido y sí el hacer su trabajo, fuera la madre casada, soltera o viuda, como ahora era el caso.
Había mandado subir a su habitación un lienzo con la Virgen del Populo para que la protegiera en el parto. El niño nació en las manos de la partera y lo sudó ella misma en la cama. La madre ahogó sus gritos para no dar escándalo. Con toda su pericia, Juana de la Torre intervino para atajar la hemorragia y estimuló con masajes el vientre de la parturienta para ponerlo todo en su sitio. Doña Isabel alumbró la placenta y recibió al niño en su pecho, pero pronto le fue retirado para disimular la vergüenza de aquel nacimiento fuera de un legítimo matrimonio y, por ello, fruto de un pecado.
Buscaron en Cuéllar un ama de cría que amamantase a la criatura, pero el hambre y la peste del noventa y nueve habían dejado a las candidatas mermadas de fuerzas. Insistió el cuñado, además, en que sería mejor alejar al niño de la villa, buscarle sustento en alguna de las aldeas. Juana la partera lo organizó todo, como si le correspondiera a ella aquella tarea como parte de su labor. No era la primera vez que lo hacía, por ello sabía lo que le que tendría que desembolsar Francisco de la Cueva para sufragar los gastos de un ama de cría.

(Continuará)

ACTIVIDADES

*Busca en el diccionario las palabras del texto destacadas en letra negrita y copia en tu cuaderno su significado.



*Quién es quién. Une con flechas.

Juana de la Torre Amante de doña Isabel, padre de la criatura.

Isabel de Lorenzana Había sido el marido de Isabel de Lorenzana

Juan de la Cueva La comadrona o partera de Cuéllar

Francisco de la Cueva El cuñado de Isabel que vive con ella.

Gómez Velázquez de Atienza La madre del recién nacido, viuda.


*Define qué es una BIOGRAFÍA y busca datos biográficos sobre Antona García Monroy, la heroina de Toro. Wikipedia los trae, pero para estos casos son mejores las biografías que tiene la Real Academia de Historia en su página web.
(Para que os ayuden aquí vuestros padres).





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