LA COMADRE
Cuéllar, jueves 26 de
febrero de 1609
Cada
jueves en la villa era un día especial. Desde tiempo inmemorial se
celebraba el mercado sin faltar a su cita, en la plaza de San Miguel
y en las calles adyacentes. El bullicio* de mercaderes y las
voces del pregonero inundaban el ambiente en una sonoridad que rompía
la monotonía de los otros días y se mezclaba con aquellos olores
particulares de las especias.* Gentes de todo el alfoz*
llegaban a la cabecera para vender e intercambiar sus productos y
hacerse con otros que necesitaban en las aldeas. Incluso en un día
tan frío y ventoso como aquel no faltaron a la cita. Era un punto de
encuentro casi obligado. Los cinco años que la corte* había
estado establecida en Valladolid habían dinamizado* los
intercambios en este mercado de una manera trepidante*; ahora
volvía a lo que siempre fue. El jaleo en la plaza se fue disipando
arrastrado por aquel aire gélido* que bajaba por la calle de
la Morería. El mercado volvió al silencio del invierno, dormitando.
El humo denso de las chimeneas era arrastrado por el viento cierzo*
inundando toda la villa.
En
Cuéllar había buenas comadres con buen aparejo* para los
partos. Juana de la Torre era una de esas mujeres que ejercía esa
tarea casi de caridad y muy comprometida en su cometido. Había
aprendido su oficio desde joven con una partera reconocida, María
Hernández, que vivía en el Corral del Cura, el la calle de la
Librería. Ahora, a sus cuarenta y cinco años, Juana asumía los
partos con destreza y casi sin ayuda. Incluso bajaba a algunas aldeas
a enseñar a las comadres de parir. Empezaba a oscurecer y se
anunciaba la temprana noche del invierno que inundaba el caserío* de
sombras. Subiendo por la empinada calle de San Pedro, llegó la
comadre a la plaza del mercado, dejando a su derecha la fuente
redonda que con el agua de sus caños armonizaba aquel silencio, y
enfiló la calle de la Morería, ahora desierta. Llevaba el manteo*
echado sobre su cabeza y el atillo* del instrumental y los
ungüentos que necesitaba. Llegó a unas casas principales, una
sólida construcción de dos plantas, en piedra blanca de Campaspero.
Golpeó el aldabón* de su portón de madera. La estaban
esperando y una criada abrió rauda y la condujo por la escalera
hasta la habitación de su ama.
ACTIVIDADES
-El
texto que has leído es narrativo. Indica por qué y en qué persona
gramatical está escrito.
Comprensión
lectora. Contesta en tu cuaderno.
*¿Dónde
se desarrollan los hechos que se narran?
*¿Quién
es el personaje principal que aparece?
*¿Dónde
tenía lugar el mercado de los jueves?
*¿A
qué estación del año se cita en el texto? Escribe una oración que
lo demuestre.
*¿A
qué se dedicaba Juana de la Torre? ¿Qué llevaba en su atillo?
Completa:
Comadre,
partera y comadrona son palabras que tienen el mismo significado, son
por ello palabras ….................
Vocabulario:
Busca en el diccionario las palabras destacadas en negrita en el
texto y copia su significado. Elige cuatro de esas palabras y escribe
cuatro oraciones con ellas.
Opinión:
¿Te parece importante la función de las comadronas? Pregunta a tus
padres qué recuerdan de la comadrona que te asistió en tu
nacimiento y exprésalo tú por escrito.
Redacción:
El retrato de la comadre Juana de la Torre queda en el texto algo
incompleto. Haz tú su descripción, según te la imagines, en cinco
renglones.
Actividades
optativas para vosotros y obligatorias para los padres:
Explicar
qué quiere decir la oración Los cinco años que la corte*
había estado establecida en Valladolid.
Comprobar
si los topónimos que aparecen en el texto son originales o
inventados.
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