La imagen de Santiago apóstol de la catedral de
Segovia, tenida hasta ahora como obra de
Pedro de Bolduque, fue realizada por un
escultor italiano en Génova.
La Catedral segoviana vuelve a
los titulares locales en el 250 aniversario de su consagración en el año 1768.
El Cabildo rememora esta efeméride con una serie de actividades religiosas y culturales y el templo abre sus puertas a los
segovianos para mostrar su
ingente patrimonio generado a través de los tiempos. En visitas guiadas
hemos podido conocer algunos de los secretos del templo y la historia de
algunos personajes históricos segovianos que contribuyeron a construir y
engrandecer la Catedral. Un nuevo folleto informativo permite al visitante
tener una visión de conjunto del alzado del templo en una imagen tridimensional
en la que se expresan todas y cada una de sus salas, capillas y espacios más
emblemáticos.
Emplazada frente al alcázar, la primera catedral medieval
fue destruida durante la Guerra de las Comunidades. Los segovianos tuvieron que
afrontar desde 1525 el reto económico de construir una iglesia nueva, tarea
nada fácil que se prolongó en el tiempo desde el primer proyecto de Gil de
Hontañón, hasta la consagración oficial que ahora se conmemora. Dentro de la
primera etapa constructiva, en los años setenta del siglo XVI, el Cabildo de la
Catedral pasaba ya por un mal momento económico. Para mejorar la situación
financiera de la fábrica decidió conceder la capilla de Santiago como
enterramiento de Francisco Gutiérrez de Cuéllar, contador de Felipe II y
caballero de Santiago, que en compensación contribuyó con una suculenta limosna
de 300 ducados. Esta concesión suponía como novedad abrir el patrocinio de capillas
de la catedral a los civiles y no solo a los miembros del cabildo. Para la
realización del retablo de su capilla, el contador de Felipe II, contactó con
el escultor-entallador Pedro de Bolduque, natural de Medina de Rioseco, pero
con parientes próximos en la villa de Cuéllar, de la que era oriundo. Al
comitente de la capilla, al escultor que trabajó en la misma y a la talla que
preside la obra dedicamos las siguientes líneas.
LA CAPILLA DE SANTIAGO DE
FRANCISCO GUTIERREZ DE CUÉLLAR.
La única relación que
podríamos establecer, a priori, entre Francisco Gutiérrez de Cuéllar y Pedro de
Bolduque es que los dos pudieron haber nacido en Cuéllar, pero sus progenitores
salieron de la villa algún año antes.
Francisco Gutiérrez de Cuéllar (h. 1518-1580) nació en Segovia, donde se
habían establecido sus padres, Gil Sánchez de Cuéllar y Aldonza Gutiérrez,
procedentes de la villa segoviana. Vivieron en la Canonjía Vieja, hoy calle
Velarde. Desconocemos el oficio del padre, pero el hijo llegaría a ser
caballero de Santiago y contador mayor de Felipe II, equivalente a ministro de
Hacienda. Ejemplo de funcionario leal y comprometido, en los que se sostuvo el
Imperio; es uno de esos personajes merecedor de una biografía más amplia que le
haga honor. Lo envió el rey a la guerra de Granada para que mirara por su
hacienda y ayudara a D. Juan de Austria en la reforma del ejército y en la
intendencia; era caballero prudente,
práctico en la administración, bueno para todo. Aunque fue para atajar la
corrupción no lo era él ni otro suficiente para remediarla. Así lo refleja Hurtado de Mendoza en su
libro La guerra de Granada.
Desde el momento en que el contador se hizo cargo de la capilla
asignada en la catedral de Segovia para su enterramiento, empezó a contratar
los elementos de su construcción. Cómo al final llegó a contratar a Pedro de
Bolduque para la realización de su capilla era una incógnita que los
historiadores del Arte se habían planteado.
Gutiérrez de Cuéllar mantuvo
de alguna manera vínculo con la villa natal de sus padres y en ella había
realizado la mayor parte de sus pruebas de nobleza para ser caballero de
Santiago. El Regimiento de Cuéllar en 1568, había contado con sus servicios
para que le gestionara la recepción de las rentas de las obras pías de Gabriel
de Rojas existentes en la Casa de Contratación de Sevilla, dato aportado por
Balbino Velasco. Pero sobre todo porque, como heredero de su tío Juan Gutiérrez
de Cabañas, conquistador de primera hora junto a Diego Velázquez en Cuba, tuvo
que gestionar su testamento y proceder a la fundación de una capellanía en
Santa Marina, parroquia de referencia de sus antepasados en Cuéllar. En
relación a su pariente cubano, es curioso cómo D. Francisco padeció una tardía
fiebre del oro y solicitó permiso oficialmente para pasar a Cuba a poner en
explotación unas presuntas minas del preciado metal dejadas en herencia por su
tío. Pero se le contestó que no había lugar, se le necesitaba más en esta parte
del imperio. De esto dan fe documentos del Archivo de Indias.
El cumplimiento del testamento
de su tío supondría la presencia física en Cuéllar de Francisco Gutiérrez de
Cuéllar y su toma de contacto con Juan de Arnao, entallador local, al que
tantearía para la realización del retablo de su capilla en la catedral de
Segovia. Al entallador cuellarano le desbordaría el encargo del Contador por su
magnitud y pensó en su primo de Medina de Rioseco, Pedro de Bolduque, como
artista capaz de abordar la obra. Pasaba el riosecano por un momento de crisis
por la llegada de otro obrador a su localidad vallisoletana y aceptó la capilla
de la catedral en Segovia para la que su pariente cuellarano habría sido
intermediario. Así recaló Bolduque en Cuéllar en 1580, estableciéndose en ella,
pues durante la realización del retablo para D. Francisco Gutiérrez comenzaron
a lloverle nuevos encargos, incluso en la misma catedral, como el retablo de
San Pedro, encargado por el propio Cabildo.
Imagen de
Santiago peregrino en la capilla del apóstol en la catedral. Obra del escultor
genovés Orazio Castellino.
En la capilla de Santiago de
la catedral de Segovia hallamos el más depurado ejemplo de retablo bolduquiano,
dinamizado por el resalte de la calle central, con un manierista horror al
vacío, en palabras de Collar de Cáceres, y referente para otros que se
realizarán más tarde. Si bien, queremos trasladar aquí que la escultura del Santiago peregrino que preside el
retablo, tenida hasta ahora como de autoría de Bolduque, es obra italiana y
había sido encargada por el comitente en Génova al escultor Orazio Castellino y estofada por Antonio Trenta, como han documentado
recientemente investigadores italianos.
EL SANTIAGO GENOVÉS.
Efectivamente, en un trabajo
de investigación, la historiadora italiana Fausta Franchini Guelfi ha dado a
conocer la importación de una escultura desde Génova. Un Santiago de madera
dorada y policromada para la capilla del tesorero de Felipe II, Francisco
Gutiérrez de Cuéllar, que se halla en la catedral de Segovia. El Contador del
rey, en contacto continuado por el ejercicio de su labor con genoveses, había
encargado a Francesco Spínola que contratara en Génova la talla de una
escultura representando al apóstol Santiago para su capilla. Constan
meticulosamente, en el protocolo del notario Domenico Tinello, todos los
pormenores de la operación, incluidos los del dificultoso transporte, y lo que
cobró cada participante en el encargo. El escultor Orazio Castellino recibiría
por la realización de la talla en madera veintinueve escudos de oro, pero en la
moneda corriente de Génova, que se hallaba devaluada la moneda del monarca español
en los años del encargo (1578).
El resultado fue la
realización de un Santiago peregrino que presenta una absoluta frontalidad
hierática, lo que le ha hecho ser tenido como obra de Pedro de Bolduque, autor
del conjunto del retablo. Se ajusta la talla a los dictados iconográficos
típicos: presenta al santo con el libro, la bolsa, el palo y el sombrero de
peregrino. La calidad de la talla se mejora con la habilidad del pintor,
Antonio Trenta, que cubre la madera salida del taller de Castellino con pan de
oro y lacas de colores. Así, la colaboración entre escultor y pintor cristaliza
en una obra del más alto nivel, apreciable en los pliegues de las prendas, en
la disposición lineal y simétrica de las capas del manto y los mechones del
cabello. La ausencia de movimiento y la verticalidad de la escultura no es
tanto una referencia a la estatuaria de años anteriores a su realización como
la consideración del complicado transporte de la misma.
El prestigioso encargo,
destinado a la exportación, calificó a Castellino como un escultor en madera
conocido en el importante flujo de obras genovesas hacia la península Ibérica,
ya que son muy pocas las obras realizadas por él que se han podido documentar
como tales. Como se preveía en el contrato, el transporte de la escultura hasta
su destino sería complejo y arriesgado para su integridad, a pesar de las
medidas previstas y detalladas que se dan sobre su embalaje. El escultor Juan
Jiménez cobró de los testamentarios de Francisco Gutiérrez de Cuéllar 18 reales
por la hechura de un sombrero que realizó en madera para Santiago, en el
retablo de su capilla en la catedral.
Sin duda por rotura del tallado por Castellino y echado a perder en el
transporte de la imagen.
El retablo encargado por el
contador Francisco Gutiérrez de Cuéllar contiene en la parte superior de la
calle central otra representación clásica del apóstol: Santiago en la batalla
de Clavijo. Sus medidas determinan el ancho más marcado de esta calle central, resaltada
respecto a las calles laterales, siendo una singularidad del manierismo de
Pedro de Bolduque. Conocido el origen y previa contratación del Santiago
peregrino respecto al encargo del propio retablo, se nos plantea la duda de que
no sea también obra encargada con anterioridad a escultor distinto y pendiente
de documentar. Porque igual que sorprende el hieratismo del Santiago peregrino,
en este relieve lo hace el dinamismo de las figuras y la composición de la
escena con escorzos muy expresivos y barrocos. Ponemos sobre la mesa para el debate
la propuesta de autoría distinta al propio Bolduque de este relieve, para que
sea tenida en cuenta por los especialistas.
Sí ha quedado clara la autoría
del Santiago peregrino. Ignoro si los documentalistas de la catedral lo han
consignado en el nuevo folleto, al que no hemos tenido acceso. De no haber sido
así, habrá que consignarlo en el futuro y hacer constar, en justicia, al
genovés Orazio Castellino.
Imagen de
Santiago peregrino en la capilla del apóstol en la catedral. Obra del escultor
genovés Orazio Castellino.
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