Los delitos de injurias
verbales (ya fueran estas dichas de viva voz o escritas)
constituyeron una de las realidades más habituales en las salas del
crimen de los tribunales españoles en el Antiguo Régimen. Las
víctimas de estos ataques se veían obligadas a defender su
inocencia frente a las faltas imputadas, que, muchas veces no eran
más que infundados rumores que no se sostenían. Ese fue el caso de
doña Antonia de Figueroa, una viuda de la villa de Cuéllar, que
tuvo que ver cómo se le imputaba una relación carnal con un
religioso del convento de la Trinidad. El vergonzante “delito”
fue publicado mediante dos anónimos (más otro que se lanzó suelto
y no llegó a ser leído) que se pegaron con engrudo, uno en las
puertas carreteras de su vivienda y el otro en el arco de la
Trinidad. Así doña Antonia hubo de defender su honra y aclaró que
las supuestas visitas amorosas del fraile se habían producido a raíz
de la enfermedad de una de sus criadas, quien había recibido la
extremaunción de manos del religioso. No solo se aclaró este
malentendido, sino que doña Antonia pudo ver cómo la justicia
desentrañaba la identidad de los autores de los pasquines, así como
su pago ante la justicia.
Este es el contenido
injurioso de uno de los dos pasquines:
Aquí bibe la puta y
la zorra del Minis-
tro de la Trinidad, la
escandalosa altanera,
la muger soberbia que
es preciso que
aiga un exemplar para
que esa banidad sea
batida, esa Muger
borracha que despues
de bebida no sabe lo
que se hace. Esa zorro-
na que da entrada al
fraile por la puerta
(…) la par a las
doce de la noche. Desde que la
comunidad lo recoge él
se sale y a
ella la an encontrado
con la capa de su
hijo arrebujada zerca
del espolón y esta es
la muger que fue de
Don Melchor de Rojas.
(Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid. Sala de lo Criminal. Pleitos criminales.
Caja 73, Expediente 3. Fol. 1r)
Dimos
cuenta de este incidente en la entrada titulada Los mentideros de
la villa. Ahora, por su interés para ilustrar este tipo de
delito, ha sido dado a conocer este pasquín en la recién publicada
obra Huellas de tinta y papel (Laura Martínez Martín,
Guadalupe Adámez Castro y Elisa García Prieto). Se recogen en este
libro, de formato original (por fichas), 106 cartas escritas por la
gente del común durante la Edad Moderna (1500-1833). De entre las
más de tres mil que han hallado, han elegido este boleto difamatorio
para doña Antonia de Figueroa entre las cien seleccionadas.
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